martes, 31 de enero de 2012

Una casa en el tablero (la casa de Anabel)

"En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron."

El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano. 

    Si pensamos en la vida como un parchís, esta es salir de tu cuadro e intentar llegar al centro del tablero sin bajas. También es verdad que si te comen sólo ocurre que vuelves al principio.  Y lo cierto es que te comen muchas veces a lo largo de la vida. Y la sensación que tienes es la de volver a empezar, con lo que cuesta avanzar y las pocas veces que sale un seis. Y luego está ese lugar llamado "casa" donde, aunque te pillen, no te pueden comer. Hay algunas a lo largo del tablero, y allí te sientes a salvo. Eso es lo que andaba yo buscando: una "casa" más allá de la mía, que me salvara del frío y el invierno, dos de mis peores enemigos. Así que tiré los dados, arranqué el coche y un seis (A-6) me llevó a la casa de Anabel. 

    Desde el cálido abrazo inicial supe que estaba a salvo. Anabel es muchas mujeres en una, con muchas voces. Es una madre, una hermana, una amiga. Es confidente, apasionada, alegre, serena, reflexiva e irreverente. Es una jefa de las que querrías encontrarte, capaz de despedirte sin remordimientos o ascenderte sin reparos. Es independiente pero interdependiente, vive libre y atrapada sólo en las redes que más la mecen, mordiendo los anzuelos que más le gustan, pero nunca hasta a fondo, siempre dispuesta a soltarse y seguir nadando si le falta oxígeno. En su boca guarda, como el pez mítico, un anillo que perdiste, y te lo cuenta con una voz cantarina, de contar historias, y sus relatos se construyen como un capítulo, y su sintaxis se articula como si al hablar fuera tinta la saliva, y el aire pergamino, y la vida libro. 

   Galicia es una tierra de dragones. No de brujas. No encontré ninguna. 

   Dragones míticos, poderosos y sabios, que duermen sobre gemas que se incrustan en su lomo y los protegen de las lanzas que intentan herirlos. Con un lenguaje delicioso que hablan con el corazón y que se entiende con este.

   He dormido en la guarida de un dragón y me he sentido en casa, a salvo.

http://www.enlamesasisejuega.com/post/1599/parchs
   Ahora toca volver a tirar los dados. Allá vamos.






martes, 24 de enero de 2012

IntercalHada

H Mosaic, de Leo Reynolds
Me gustan mucho las palabras con hache intercalada. 
Me parecen especiales, y no puedo evitar fijarme en ellas,
bebérmelas, dormir en ellas, colocármelas en las orejas o en otras
partes de mi anatomía. 
Mi hache intercalada de hoy no es una cosa, 
es una actitud, una pose: ahínco. 
Morder con ahínco, soñar con ahínco, intentar con ahínco.
(El olor del azahar, el saber del zahorí, el olor de los ahumados,...) 

En otro cuerpo

Hoy he soñado que estaba en otro cuerpo, que dormía en otra cama, que vivía en otra casa. Recuerdo la cama junto a un gran ventanal, al otro lado un jardín sembrado de uña de gato hasta la ventana, un árbol y una tapia al fondo. Dormía boca abajo, cuando yo jamás he dormido en esa postura. Por eso sé que estaba durmiendo el sueño de otra. Luego me ocurría la vida de esa otra, sufría sus problemas, hurgaba en sus dilemas.
¿Acaso esa otra dormía el sueño mío? Y si es así, ¿cual era?
http://www.livingwithartgallery.com/paularennis.html
No es que me importe demasiado cambiar de cuerpo de vez en cuando.
Sólo me inquieta.